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viernes, 29 de mayo de 2020

LA RELACIÓN DE LA EMBARAZADA CON SU MADRE.


Según la literatura psicoanalítica la constelación familiar que garantice a la niña una evolución sexual favorable, es que ambos padres deben darle bastante cariño, para que ella acepte sin demasiada envidia sus relaciones sexuales. Un padre fuerte y lleno de ternura para con su hija le facilitara abandonar a la madre como objeto amoroso e inclinarse femeninamente hacia él. Una madre feliz con su marido, no se verá en la tentación de poner todo su amor insatisfecho en su hija, sobreestimulándola, ni de rechazarla ni de despreciarla por no ser varón, porque ella misma está contenta con su femineidad. Permitirá a su hija identificarse con una madre cariñosa con los hijos y amante esposo. Por otra parte la maternidad, a través de la identificación con el hijo y una buena relación afectiva con él, brinda a la mujer la mejor posibilidad de superar las frustraciones infantiles sufridas con su propia madre.
Con respecto a lo citado la  autora M. Langer plantea que la relación de la mujer embarazada con su madre, se traslada de la total dependencia infantil a la dependencia de la madurez. La maternidad, la pone en igual nivel que su madre y le da oportunidad de establecer una relación madura con ella, o bien la induce a juzgarla desde su mismo terreno. Es decir, que cuando ésta va a ser o es madre se pueden observar las dos reacciones opuestas:
1. Incremento de la dependencia infantil ó
2. Total independencia de ella.
Además, la responsabilidad por el pequeño bebé da importancia y produce satisfacción e incremento de la autoestima; aunque también implica cierto monto de angustia y culpa por lo que pudiera sucederle al hijo.
Para la autora ninguna sublimación es del todo efectiva en el caso de la maternidad, ya que dentro del hecho de ser mujer va implícito el de ser madre. Recalcando al mismo tiempo, que en la medida en que la mujer, se asuma como hija primero y como madre después, estará facultada biológicamente para reproducir y paralelamente para disfrutar su sexualidad. A esto también han de considerarse las marcas que deja la cultura patriarcal en el vínculo madre-hija, al encerrar a ambas en significaciones devaluadas de la femineidad más allá de la maternidad.
 Bibliografía:
Marie LANGER. Maternidad y sexo, Ed. Paidos; Buenos Aires

LA CONCEPCIÓN INDESEADA.



La adolescente ante un embarazo no planificado, pero obligada a tener el hijo, está en un conflicto grave. Al concebir busca inconscientemente un castigo para sí misma y una venganza contra su medio ambiente. Obligarla a tener a su hijo, en estas circunstancias es satisfacer esas tendencias destructivas y responsabilizarse de la existencia de un hijo que, tanto por la situación psicológica de su madre frente a ella, como, a menudo, por las dificultades económicas y el rechazo de su medio ambiente. Así mismo para las adolescentes sus embarazos tendrían varias funciones psicológicas:
▪Como una  expresión de su desafío.
▪Se comprobaban a sí mismas que no le preocupaban las prohibiciones de sus padres y de la sociedad.
▪Como una afirmación de su independencia.
▪Se comprobaban a sí mismas que son mujeres y pueden tener hijos.
Por todo lo expuesto se debe considerar, por lo general, la concepción indeseada como un síntoma neurótico, a pesar de la importancia de la actitud del compañero, la ignorancia de la adolescente y otros factores que influyen en el proceso y que pueden, de por sí, estar desvinculados de su neurosis . Se puede decir que la adolescente somatiza su conflicto por medio del embarazo.
Bibliografía:
Marie LANGER. Maternidad y sexo, Ed. Paidos; Buenos Aires

EL EMBARAZO EN LA LITERATURA PSICOANALÍTICA


Un embarazo no es solo un acontecimiento fisiológico, sino la realización de un deseo, que sin habitar en ningún lugar, produce efectos. En el caso de la madre adolescente la forma en que realice los cambios biopsicosociales y los efectos, será un indicio de aceptación de su femineidad, así como mes a mes ira repitiendo un proceso que le hará recordar de su ser mujer  y de su capacidad para la maternidad. Sin embargo, para toda mujer el comienzo del embarazo pone en juego una ambivalencia: “Nada más íntimo a mí que ese ser que estoy gestando en mi propio cuerpo, nada más extraño que ese desconocido cuyo rostro intento continuamente imaginar” .

Aun en los mejores casos, le llevara un tiempo aceptar el nuevo estado. Mientras va estirando su piel sobre los meses y con los primeros movimientos del bebé, ira teniendo la certeza del embarazo.

Por lo tanto el desarrollo de su sexualidad se pondrá en juego en el momento en que la adolescente se encuentre con su parto y en la forma en que recibirá a su hijo.

Bibliografia:

Lidia ANDINO. Psicoanálisis de la maternidad. Ed. Grupo Cero.
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