En “Introducción del
narcisismo”, Freud, postula, que aún para las mujeres narcisistas, las
que permanecen frías hacia el hombre, hay un camino que lleva al pleno amor de
objeto. En el hijo que dan a luz se les enfrenta una parte de su cuerpo propio
como un objeto extraño al que ahora pueden brindar, desde el narcisismo, el
pleno amor de objeto. Las mujeres entonces, tenderían a amar
narcisísticamente: buscarían ser amadas o bien amar al hijo como extensión de
su propio cuerpo y no como objeto diferenciado.
En este sentido, el
“verdadero amor objetal” femenino se alcanza así vía maternidad, idea que tiene
vastas consecuencias: la gratificación que la madre obtiene por medio del
cuidado del hijo, estaría ligada, por un lado, al proceso identificatorio que
la madre lleva a cabo con el bebé (y que muchas veces hace que lo experimente
como una prolongación de ella misma), pero también, a la posibilidad de recrear
por medio de la relación con el hijo, la propia relación infantil con su madre.
Apareciendo esa situación como la condición básica para el ejercicio de la
maternidad en las niñas. Esta situación se puede entender como un intento de
reedición, desde la adultez, de la relación infantil con la madre, lo cual abre
a la posibilidad de pensar a la maternidad, no solamente como un resarcimiento
de la envidia fálica, en donde ella se encuentra castrada. Así mismo, en su
último trabajo sobre el tema, aclara que la causa más importante de los
trastornos sexuales femeninos radica en conflictos tempranos entre madre e hija.
La niña frustrada oralmente repite más tarde en su vida sexual estas primeras
experiencias traumáticas. Para su inconsciente su vagina puede representar su
boca hambrienta y el pene el pecho frustrante; o puede temer que el pene, a
través de su vagina, aspire como una boca el interior de su cuerpo.
Bibliografia
Sigmund FREUD, Introducción del narcisismo. Tomo XIV. Ed. Amorrortu. Buenos
Aires.1914. Pág. 86
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