Ukiyo-e, movimiento que dominó en el arte japonés, desde el siglo XVII hasta el XIX. El Ukiyo-e (en japonés, 'mundo flotante') un estilo llamado así porque representa las fantasías y las vidas cambiantes de la gente corriente, de los actores, cortesanas así como de otros habitantes del país, y que parodian los proverbios budistas sobre la inconstancia y la transitoriedad de la naturaleza de las cosas. Este estilo coincide con el próspero periodo Edo (1600-1868), cuando las editoriales adoptaron las técnicas de impresión desarrolladas en otros países que producían en masa imágenes a buen precio para los mercaderes urbanos y los gremios que florecieron bajo el auspicio de la dinastía Tokugawa. Los artistas crearon diseños para estos grabados, los cuales eran reproducidos en bloques de madera de cerezo y grabados por expertos artesanos. Se podían imprimir de cada bloque más de 10.000 copias. A pesar de que existían diferencias, todos pintaban de la misma manera, dentro de un mismo estilo. En cuanto a la decoración, creó ilustraciones de moda, calendarios, tarjetas de felicitación, libros ilustrados, guías de viaje y de entretenimiento, pornografía y material que promocionaba el teatro kabuki burdeles, salones de té y restaurantes frecuentados por los ciudadanos del periodo Edo.
Los precedentes de este tipo de diseño, datan de 1650, de libros ilustrados, especialmente asociados con las guías populares de entretenimiento, la shunga (estampas de primavera) y libros eróticos. Alrededor del año 1680 el pintor e ilustrador Hishikawa Moronobu fundó la escuela Ukiyo-e que revolucionó la técnica del grabado. Adaptó las técnicas de la pintura tradicional al grabado en madera; produjo más de 100 libros ilustrados y alrededor de 50 shunga, así como numerosas pinturas, periódicos y vistas de plazas famosas. El movimiento Ukiyo-e alcanzó la madurez artística, en la década de 1740, por medio del grabado en color, en el que dos o tres —y en la década de 1760, más de 20 o 30— planchas de madera separadas eran utilizadas como estampas individuales sutilmente grabadas en color. La nueva técnica permitía imprimir a varios colores. En el año 1765 los calendarios a todo color encargados por los ricos clubes de poesía y diseñados con motivos eróticos por Suzuki Harunobu causaron un inmenso escándalo: estos nishiki-e (brocados) inauguraron la edad de oro del Ukiyo-e y marcaron el triunfo de las estampas individuales impresas.
Los sucesores de Harunobu difundieron gran variedad de estampas Ukiyo-e y exploraron nuevas técnicas pictóricas como mica la utilización de fondos de brillante y papeles con textura, la prolongación de sus diseños a lo largo de dos o tres hojas de forma horizontal y el desarrollo de una nueva grandeza y monumentalidad en la composición. Las escenas de exterior y las majestuosas bellezas de Torii Kiyonaga crearon nuevas tipologías, pero el artista más importante, asociado con la edad de oro del Ukiyo-e es Utamaro, especialmente porque sus pinturas brillantes y sensibles de mujeres en todas las situaciones de la vida, incluyen sus ocupaciones y sus actividades de placer. A través de la célebre pero breve carrera de Toshusai Sharaku, quien trabajó pocos meses desde 1794 a 1795, se introdujo una nueva dimensión psicológica en el género del retrato. Después de este momento culminante alrededor de 1800, el Ukiyo-e cambió repentinamente y declinó, con diseños más vulgares y composiciones más toscas, en parte debido a que la cantidad de grabados se incrementara enormemente y se vendieron al público de manera menos selectiva. Los entendidos más exigentes estuvieron a favor del surimono (material impreso), diseños elegantes impresos en papel de alta calidad, utilizados para regalos u objetos de papelería que a menudo utilizaban estilos artísticos fuera de la escuela Ukiyo-e.
Como respuesta a la censura de las autoridades de Tokugawa, la escuela Ukiyo-e se inclinó más tarde por los paisajes. Katsushika Hokusai comenzó esta tendencia con su Fugaku sanjurokkei (Treinta y seis vistas del monte Fuji, 1823). También, él trabajó en otros estilos de pintura y de dibujo fuera de la tendencia, e introdujo las técnicas del paisaje y del azul prusiano en un principio desarrolladas en Occidente. En la década de 1850 las tradicionales escenas del Kabuki se volvieron más decadentes y grotescas, aunque este periodo todavía contaba con notables artistas como Utagawa Kuniyoshi. Algunos artistas del estilo Ukiyo-e continuaron trabajando durante el siglo XIX, aunque este tipo de arte desapareció en 1868 con la solemne restauración del poder del emperador, periodo conocido como Meiji.
Los precedentes de este tipo de diseño, datan de 1650, de libros ilustrados, especialmente asociados con las guías populares de entretenimiento, la shunga (estampas de primavera) y libros eróticos. Alrededor del año 1680 el pintor e ilustrador Hishikawa Moronobu fundó la escuela Ukiyo-e que revolucionó la técnica del grabado. Adaptó las técnicas de la pintura tradicional al grabado en madera; produjo más de 100 libros ilustrados y alrededor de 50 shunga, así como numerosas pinturas, periódicos y vistas de plazas famosas. El movimiento Ukiyo-e alcanzó la madurez artística, en la década de 1740, por medio del grabado en color, en el que dos o tres —y en la década de 1760, más de 20 o 30— planchas de madera separadas eran utilizadas como estampas individuales sutilmente grabadas en color. La nueva técnica permitía imprimir a varios colores. En el año 1765 los calendarios a todo color encargados por los ricos clubes de poesía y diseñados con motivos eróticos por Suzuki Harunobu causaron un inmenso escándalo: estos nishiki-e (brocados) inauguraron la edad de oro del Ukiyo-e y marcaron el triunfo de las estampas individuales impresas.
Los sucesores de Harunobu difundieron gran variedad de estampas Ukiyo-e y exploraron nuevas técnicas pictóricas como mica la utilización de fondos de brillante y papeles con textura, la prolongación de sus diseños a lo largo de dos o tres hojas de forma horizontal y el desarrollo de una nueva grandeza y monumentalidad en la composición. Las escenas de exterior y las majestuosas bellezas de Torii Kiyonaga crearon nuevas tipologías, pero el artista más importante, asociado con la edad de oro del Ukiyo-e es Utamaro, especialmente porque sus pinturas brillantes y sensibles de mujeres en todas las situaciones de la vida, incluyen sus ocupaciones y sus actividades de placer. A través de la célebre pero breve carrera de Toshusai Sharaku, quien trabajó pocos meses desde 1794 a 1795, se introdujo una nueva dimensión psicológica en el género del retrato. Después de este momento culminante alrededor de 1800, el Ukiyo-e cambió repentinamente y declinó, con diseños más vulgares y composiciones más toscas, en parte debido a que la cantidad de grabados se incrementara enormemente y se vendieron al público de manera menos selectiva. Los entendidos más exigentes estuvieron a favor del surimono (material impreso), diseños elegantes impresos en papel de alta calidad, utilizados para regalos u objetos de papelería que a menudo utilizaban estilos artísticos fuera de la escuela Ukiyo-e.
Como respuesta a la censura de las autoridades de Tokugawa, la escuela Ukiyo-e se inclinó más tarde por los paisajes. Katsushika Hokusai comenzó esta tendencia con su Fugaku sanjurokkei (Treinta y seis vistas del monte Fuji, 1823). También, él trabajó en otros estilos de pintura y de dibujo fuera de la tendencia, e introdujo las técnicas del paisaje y del azul prusiano en un principio desarrolladas en Occidente. En la década de 1850 las tradicionales escenas del Kabuki se volvieron más decadentes y grotescas, aunque este periodo todavía contaba con notables artistas como Utagawa Kuniyoshi. Algunos artistas del estilo Ukiyo-e continuaron trabajando durante el siglo XIX, aunque este tipo de arte desapareció en 1868 con la solemne restauración del poder del emperador, periodo conocido como Meiji.