● Percepción Social. Si bien, en nuestra sociedad, gran parte del estigma asociado con la maternidad en la adolescencia ha disminuido, no es fácil tener un bebé (incluso con el apoyo de los padres).
Algunas adolescentes crían solas a sus hijos; algunas cuentan con la ayuda del padre del bebé y otras recurren al apoyo de su familia., claro está que estas situaciones cambian según el ámbito en el que se encuentran.
▪ En el ámbito urbano la maternidad adolescente es una de las causas de pérdida de autonomía, que se agrava por la pérdida del control sobre la educación, formación de su hija adolescente. Le falta un espacio privado dónde pueda ella y su hijo desarrollarse sin el control del resto de los miembros de la familia. La madre con un hijo, se siente desvalorizada, vive primero su embarazo y luego la niñez de su hijo como un castigo por su conducta sexual, lo que indudablemente afecta su autoestima. La maternidad adolescente, actúa en contra de la acumulación de activos de capital humano y social, los que son necesarios para una movilidad social razonable, dado que generalmente impide continuar estudios y reduce el tiempo para actividades de formación, la adolescente por el nacimiento del hijo debe recluirse en actividades domésticas, o buscar un trabajo en condiciones precarias. Lo anteriormente enunciado, lleva a que la adolescente desarrolle las llamadas “expectativas de fracaso”, tanto en el área laboral como en el área afectiva.
▪ En cambio los valores y las normas imperantes en la cultura campesina, ejercen una sanción moral, social, a esta conducta trasgresora de la norma imperante. Las adolescentes explicitan en su discurso ser unas defensoras de la familia, casi la totalidad de ellas, fueron abandonadas por sus parejas como producto del embarazo. Esta situación no es explicable para ellas y para sus pares, existe una incapacidad para interpretar la experiencia de abandono por la llegada del hijo y se vuelve a la expresión de los refranes populares para tratar de explicarla: “El hombre se casa cuando quiere, la mujer cuando puede”. Si bien es cierto, que estas adolescentes encuentran la comprensión de sus amigas, de algún miembro de su familia, en la mayoría de los casos, deben enfrentar una situación difícil con su familia más cercana, con la comunidad en general. En estas situaciones del ámbito rural el padre generalmente no se hace responsable del bebé, ni de la madre, no da ayuda económica, ni apoyo emocional, la comunidad tampoco se lo exige. La adolescente no entiende mucho la falta de cumplimiento de su rol y más aún la falta de sanciones sociales. Al analizar esta conducta los que conforman su entorno la encuentran irracional y efectúan una crítica moral más que social. Y desde el punto de vista de las normas sociales, costumbres, expectativas del ámbito rural, es considerada absolutamente “poco normal”.
● La aceptación del embarazo adolescente. Existen casos, en donde la embarazada adolescente es a su vez hija de una mamá que se embarazó siendo adolescente y tiene otra hermana que tiene otro bebé, hay una circulación del tema con distintas diferencias desde la interpretación que le da el imaginario social. De todos modos, esta "aceptación del embarazo adolescente", ha permitido generar mecanismos de protección a nivel familiar, del grupo de pares, apoyos institucionales como en las áreas de educación y del sector salud, pero ello no quita que la maternidad adolescente impacte de diferentes formas según la clase social. Las diferencias por clase social son muy evidentes tanto en la significación que se le otorga a ese embarazo como a los recursos cognitivos y materiales con los que cada adolescente cuenta para afrontar esa situación. Numerosos estudios, muestran que las consecuencias del embarazo adolescente, colocan a estas en una situación de desventaja con relación a sus padres, que no han pasado por tal situación, en especial si ellos tienen una actitud más tradicional y moralista hacia ellas. Aunque en algunos casos, dependiendo de la aceptación que tengan el embarazo en las adolescentes, puede llegar a término en condiciones que no alteran significativamente, la calidad de vida de la embarazada.